Txus Blues & Jose Bluefingers viernes 13 de junio
23 h. en Café-teatro Avalon.


cartel, Txus Blues & Jose Bluefingers P



Txus Blues. armónica y voz, y Jose Bluefingers guitarra y coros –––El blues de la comediaTxus Blues & Jose Bluefingers

Txus Blues. Armónica y voz — Jose Bluefingers. Guitarra y coros

Tras más de diez años tocando por todo el país y con cinco discos publicados han conseguido crear un estilo propio y muy particular.

Amén de sus propias composiciones, reconvierten cualquier estándar del blues, rock, o cualquier otro estilo a un formato que parte del blues acústico para atreverse con tangos, narcocorridos o cualquier cosa que se les ocurra, y todo transformando, con mucho ingenio, unas letras (todas en castellano) que desprenden ironía, un sentido del humor que te arranca desde la sonrisa cómplice hasta la carcajada.

Que sus conciertos se convierten en una auténtica fiesta lo han podido comprobar en los festivales de blues más prestigiosos: Cazorla, Hondarribia, Cerdanyola, Roses, Antequera y un larguísimo etcétera.

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EL NOMBRE DE LA RISA
La novela El Nombre de la Rosa, de Umberto Eco (llevada al cine con acierto por Jean-Jacques Annaud) y que también podría llamarse El Nombre de la Risa, es una trama policíaca en torno a una serie de crímenes ocurridos en una abadía medieval. Guillermo de Baskerville, fraile franciscano, descubre al asesino, el abad Jorge, que representa al poder establecido, religioso y político, capaz de matar para que permanezca oculto un libro prohibido, el segundo libro de la Poética de Aristóteles, dedicado a la comedia y a la risa.

La risa, cualidad exclusiva del hombre entre todos los animales, es una amenaza para cualquier autoridad, por cuanto conjura los miedos y temores necesarios para que los poderosos se perpetúen, cuestiona principios y, en definitiva, hace al hombre más libre.

Así que muchas manifestaciones creativas desde la comedia griega, pasando por la literatura picaresca, la pintura de El Bosco o los ingeniosos bufones de la Corte, hasta los actuales monólogos humorísticos han sabido provocar desde la sonrisa a la carcajada en el espectador. El público disfruta viendo y escuchando una representación más o menos deformada en la que se ven reflejadas de forma satírica las debilidades humanas, propias y ajenas. Llámese arte, espectáculo, o ambas cosas, en la risa hay una transgresión, más o menos encubierta o tolerada según la época.

No iba a ser una excepción el blues clásico, sino todo lo contrario, pues un pueblo oprimido como el afroamericano necesitaba evadirse hasta donde fuera posible de su precaria situación. Una canción podía pasar inadvertida, como una diversión inocente, y así se evitaba un enfrentamiento directo donde el débil llevaba todas las de perder. Las letras del blues clásico tienen a menudo un trasfondo trágico, denunciando la discriminación racial o la explotación laboral, y también con mucha frecuencia son lamentos de desamor. Pero al mismo tiempo se manifestaba muchas veces la necesidad de distanciarse de ese dolor, casi estereotipado, hasta burlarse de él con aire tragicómico, algo que encaja muy bien con las “notas azules” (blue notes) del blues, que dejan suspendida en el aire una resolución de la melodía, no a la manera de la música occidental. La primera gran cantante de blues que alcanzó enorme fama en los años veinte, Bessie Smith, procuraba dar ese toque humorístico que la distanciaba en parte del melodrama que estaba cantando. También exhibía un orgullo de raza insólito para la época y precursor del que manifestarían muchas décadas después los hermanos del black power.

Otra de las características de las letras –y de las actitudes- del blues es su desenfado al abordar el sexo, con alusiones a menudo explícitas o metáforas no precisamente sutiles. En definitiva los y las cantantes de blues conectaban con los deseos ocultos del público proclamando su atracción por el lado salvaje de la vida, “take a walk on the wild side”, que diría más tarde Lou Reed. Algo que escandalizaba a muchos blancos y atraía a otros tantos – a veces a los mismos-, que acudían al Cotton Club de Harlem a ver la exuberante sexualidad desinhibida de Josephine Baker, precursora, pasando por la todavía más salvaje imagen de icono erótico de Tina Turner, de muchas popstars de la actualidad. El rock&roll que sedujo a la juventud mundial en los cincuenta, con el contoneo primero de Elvis y luego de Mick Jagger, hunde sus raíces en ese espíritu del blues. Y cuando Ian Dury cantaba aquello de “sex&drugs&rock&roll” estaba en sintonía con el blues de Muddy WatersChampagne and Reefer”, en el que pide champán, yerba y a su chica para pasarlo bien, si bien no quiere saber nada de cocaína. O sea que tampoco hay que tomarse estos gritos de guerra demasiado al pie de la letra.

De todos modos los españolitos de este país, poco proclives al dominio del inglés, apenas nos enterábamos de las letras del pop anglosajón, del rock y mucho menos de la jerga del blues, a pesar de los esfuerzos de profesores como el que describe David Trueba en su premiada película Vivir es fácil con los ojos cerrados. El personaje –real- que interpreta Javier Cámara enseña el idioma a escolares con canciones de Los Beatles. Cosa rara, porque para evitar escuchar la canción en inglés Los Mustang sacaban rápidamente la versión en castellano, “amarillo el submarino es…

Se ha dicho que el inglés es el idioma de la música afroamericana, rock incluido, y que el castellano no se adapta bien a esa música. Txus Blues y Jose Bluefingers son rara avis que demuestran que eso no es cierto, “simplemente” hay que tener el talento para hacerlo. Han sido capaces de adaptar esa esencia de las letras del blues clásico (además de tangos, narcocorridos, música de películas, canciones de Los Beatles, estándares del rock y unos cuantos géneros más) a los tiempos actuales, haciendo hincapié sobre todo en el sentido del humor, provocando una risa a veces sólo por divertirse, otras con más calado… Acertadamente han titulado uno de sus discos “El blues de la comedia”. Para empezar, practican el sano ejercicio de reírse de sí mismos:

estoy enfermo de blues
He dejado la cerveza, el tabaco y el hachis
No he dejado a las mujeres
Ellas me han dejado a mí”


No debe pensarse que las letras se apoderan de la música, las canciones funcionan tan bien porque detrás de la broma hay dos grandes músicos de blues: Txus Blues canta y además toca la armónica como pocos. Más allá del clásico sonido del blues -que también domina- saca notas inverosímiles a un instrumento diatónico, lo que le permite abordar e intercalar cualquier tema. Jose Bluefingers aporta con la guitarra toda la base rítmica, acompañando además de manera brillante con sucesiones de acordes al estilo clásico de Big Bill Broonzy, o del Eric Clapton más acústico que homenajeó a Robert Johnson, sólo con los adornos precisos, sin exceso de efectismos, ni disgresiones.

Y ya no diremos más, porque…

“como todo el mundo sabe
Por la boca muere el pez
Así que mejor me callo
Ya me callo de una vez”

TXUS BLUES & JOSE BLUEFINGERS